jueves, 30 de junio de 2011

Sin rastros del pasado

Por: Cohjoh Nuhdoh

ÉL está tumbado, medio tirado en el sillón. La camiseta sin mangas
 deja notar una enorme barriga cervecera. Con los pantaloncitos cortos  y las patas de gallo, sus peludas piernas descansan sobre el cojín del  suelo. La barba no afeitada del fin de semana, el brillo del sudor en  su cara, y el poco pelo que le queda despeinado, terminan de describir  la "fina" estampa.

En la mano, una cerveza. En la otra, el control del televisor. En la
 mesa, dos latas de cerveza ya vacías, el cenicero lleno y un plato con  cáscaras de cacahuates. El cigarrillo, colgando de la comisura de la  boca.   Viendo el partido de fútbol en la televisión, apenas dice ni hace nada  si no es para acordarse de la familia del árbitro.

Ella sale de su habitación, monísima. Guapa, elegante, arreglada y
 perfumada, pasa por delante de él, cuando le pregunta:

     -   ¿Adonde vas tan emperifollada?

Ella le contesta:

-        A dar un paseo con mis amigas

Antes de salir por la puerta, se detiene un momento, se queda mirando  el lamentable cuadro, hace un alto, y le pregunta:

-        ¿Será posible que yo un día vuelva a amarte?

A lo que él, sin apartar los ojos del televisor, responde:

      -  Y tú, ¿cuándo chingados has estado en Marte?


 



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