martes, 10 de agosto de 2010

6.- El del tartamudo pidiendo Delicados.-

Por: Lehnghua Hájil

Entre los obreros de la fábrica de zapatos "camino-cansado", había uno que era tartamudo a morir, no daba una para decir las cosas, así es que el pobre siempre tenía que pedir a sus compañeros que le ayudaran a expresarse para que le entendiera la gente., principalmente con el capataz que lo traía de un ala.  De cualquier modo el pobre tenía que sufrir la burla de todos.  Nuestro amigo tartamudo se llamaba Isaías.  Sin embargo, como siempre que si sucede lo mismo pasa igual, entre los obreros había dos que eran muy nobles y siempre estaban tratando de ayudar a su amigo tartamudo.  Se ponían una hora diaria a practicar con Isaías un ejercicio propio para corregir ese defecto que un médico le había recomendado.

Pero como el mal siempre acecha, un grupo de "compañeros"[?] malandrines, un buen día le dicen:

-- "Oye mano, ya que supuestamente vas progresando, te apostamos mil pesos, doble contra sencillo, si puedes pedir en la tienda, digamos, una cajetilla de cigarros Delicados, ya ves que el tendero siempre te está acicateando para que hables bien, ahora es la oportunidad de demostrarle tu progreso.  ¿Qué tal? ¿Le entras cañón".

Isaías se quedó pensativo y después de un rato les contesta:

-- "Bububueeeno cucucuaaaates, esesestá bibibien, pepepero rererecucucuerdeden bibibien: mimimil pepepesos dododobbble cococonnntrtra sesesennncicicillllo, ¿oookekekey?, pepeperrro lololo hahahacececemmmos mamamañañañanana popoporrqueque hohohoy nonono pupupueeedodo, tetetennngogo ununun cococompromimimisososo.  Mamamañañananana nononos enenencocontratramomos aaa lalalas dididieeez  enenenfrefrefrentetete dedede lalala tititiendadada dedede dododon Sasasantitiagogo."

En realidad no tenía compromiso alguno, sino que pensó que tendría el resto del día para practicar: "Señor Santiago, deme por favor unos Delicados".  Y así transcurrió el día.

A la mañana siguiente, tempranito Isaías se echa un regaderaso de agua fría, para desperezarse, practica como una hora frente al espejo, se viste parsimoniosamente y sale para encontrarse con los malandrines enfrente de la tienda de don Santiago, cuyo nombre era "La legua de oro" –La bautizó así en recuerdo a una competencia precisamente llamada así, en la que en sus mocedades compitió allá en su terruño natal--.

-- "¿Puesto?"    

-- "Mamás pupueesto queque unun cacacalcececetítitin"

--"Entonces, vamos".

Legan a la tienda y se dirigen con don Santiago.

--"hola muchachos, como les va, en que puedo atenderlos"

Se adelanta Isaías, respira profundo, se calma, y dice:

--"Dododon Sasasantitiaaagogo: Deme por favor unos delicados"

En ese preciso momento, una dependienta le pregunta algo, voltea, después ve a Isaías y le dice:

--"perdóname muchacho, me detrajeron, ¿qué me pediste?"

Isaías se pone colorado y le contesta:

--"Vavavayaya yyy chichinguegue aaa sususu mamamamádre, cacacabron"



No hay comentarios: