domingo, 1 de febrero de 2009

Y Pepito sigue dando de que hablar

Por: Zambhon Bhazho
Resulta que una buena tarde de un soleado día del mes abril, doña Tecla, mamá de Pepito, organizó una reunión de señoras, de esas que se juntan para tejer y chismorrear, y también a veces juegan canasta.

Pues bien, estaban muy animadas cotorreando, como tema principal comentando que una de ellas estaba próxima a ser mamá, parece que estaba en el séptimo mes embarazo.

En eso llegó Pepito de la escuela, entró a hurtadillas tratando de pasar desapercibido para no tener que saludar a las viejas, como él les decía, y soportar los pellizcos en las mejillas y esos apapachos que las señoras son muy dadas hacerles a los mozuelos.

Pero para su mala suerte lo vio su mamá y ¡zas que le grita!: Pepito, Pepito, ya te vi, no te escondas, ven ándale, ven a saludar a tus tías que tanto te quieren. En esas condiciones, no le quedó más remedio que entrar en la sala para saludar, en su interior se decía: “ya me llevó la fregada, tengo que saludar a estas piches viejas”. Con una sonrisa más forzada que la chapa, no tuvo más remedio que someterse a los apapachos de las rucas de sus tías.

Una de ellas empozó a decirle: “ándale Pepito, no seas malito, haznos una gracia de esas que tu sabes hacer muy bien”. Claro que al oír esa arenga, todas las demás se unieron a la petición, si, si, Pepito, ándale. Comprendiendo que no le quedaba más remedio que actuar, calló un rato, hizo un gesto de adustez y muy serio se dirigió a la tía que estaba embarazada, se paró frente a ella, la miró fijamente, extendió el brazo derecho y con su mano acarició el vientre de su tía. Todas que se quedaron perplejas, como preguntándose lo que iría hacer Pepito. Entonces Pepito, muy serió le dice a su tía:
-- “a pillina, ¿con que cogiendo eh?"
Obviamente que todas se quedaron pasmadas.

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